Por Stu Velasco

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Mi nombre es Brayden Alexander Joachin, hoy debo estar cumpliendo tres meses de edad, fui robado/arrebatado de los brazos de mi madre frente al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) de la zona 6 de Guatemala, el 2 de febrero del año 2022.  Hasta el día de hoy aún no he vuelto a sentir los brazos de mi madre los cuales me abrigan con mucho amor y me daban esa calidez que toda madre da a su bebe recién nacido.

Fui arrebatado violentamente del regazo de mi madre, por un sujeto que se acercó, el cual me ingresó en la parte trasera de un automóvil blanco.  Yo vestía al momento de ser robado una linda pijama blanca con figuras de gatitos, la cual mamá me compró con mucho esfuerzo para abrigarme del frío, quiero que sepas que hasta el día de hoy no he vuelto al regazo de mi madre, el cual extraño muchísimo.

Quiero ser la voz de decenas de niñas y niños, o quizás cientos que son víctimas de las estructuras criminales dedicadas al “robo de niñas y niños”, que décadas atrás operaron con gran impunidad, y que hoy continúan vigentes operando en Guatemala, no sé si yo vuelva a sentir otra vez el abrigo de mi madre, la cual hasta el día de hoy permanece en una gran angustia, con la esperanza de volverme a mimar, y mecerme en sus brazos llenos de amor en los cuales yo solía sonreír y dormir.

Si, desde este lugar al cual fui llevado después de ser robado, yo Brayden Alexander Joachin, quiero que el eco de mi grito de inocencia pueda llegar… hasta las instituciones encargadas de mi búsqueda, para que la Fiscal General de Ministerio Publico, el Ministro de Gobernación, el Director General de la Policía Nacional Civil,  los fiscales y policías a cargo de mi búsqueda, puedan darme a mí, prioridad para así ser localizado, devuelto al regazo de mi madre y que esta estructura criminal que me ha robado sea identificada y detenida para que otras madres no sufran el pesar, angustia y tristeza que mi madre sufre hasta el día de hoy.

También alzo mi pequeñísima voz, a esta sociedad guatemalteca, que ocupada está en una y mil cosas, a cada ciudadano, organización, para que pueda tomarse unos minutos y  manifestarse por mi caso, teniendo en cuenta que sus niñas y niños corren el mismo riesgo de ser víctimas de inescrupulosos mercaderes de la niñez… que nos arrebatan de los brazos de nuestras madres, vaya a saber con qué fin, desde las adopciones ilegales, explotación en mendicidad o para tráfico de órganos, los cuales representan millonarias ganancias para las estructuras criminales dedicadas al tráfico de órganos.

Me despido Esperando puedan leer mi carta y llegar a tiempo para que yo no sea trasladado a otro país, a otro continente, sea vendido, dado en adopción ilegal o de mi pequeño cuerpo extraigan algún órgano para ser vendido y entonces apaguen mi pequeña voz…  Gracias.

Estimado lector usted ha leído, lo que sería una carta en el imaginario que los bebés robados pudiesen expresarse, y pedir auxilio, con esto deseamos poder llamar su atención y hacer un llamado al Estado, y a cada una de las instituciones de Seguridad y Justicia de Guatemala, para que puedan enfocarse en esta modalidad delictiva que continúa vigente en Guatemala.

Consideramos que dentro del Ministerio Público no estaría de más ponderar la apertura de una fiscalía específica para la investigación criminal y persecución penal del robo de niñas y niños, dado que existe la posibilidad que muchas de las niñas y niños de días y meses que son reportados desaparecidos, estén siendo víctimas de robos para fines criminales, dado que en la versión primaria que dan sus madres y testigos,  manifiestan que sus hijas e hijos fueron arrebatados de forma violenta por hombres que luego abordaron vehículos, llevándoselos a lugares desconocidos, los  cuales posterior al robo, no hacen ninguna exigencia económica, ni se comunican para hacer exigencia alguna.

Esto nos debe plantear la interrogante, para que y con qué fin, sujetos de forma violenta roban/arrebatan, en cercanías de hospitales y de clínicas del IGSS, a bebés que son llevados en los brazos de sus madres, los cuales oscilan entre las edades de un día a tres meses. Buscando muchas veces a madres víctimas que vienen del interior del país y que no hablan o comprende el español.

Todo orienta a que estructuras criminales dedicadas al robo de niñas y niños continúan presentes en Guatemala, operando y valiéndose del silencio que va acentuándose conforme pasa el tiempo, buscando su impunidad en el olvido en el cual cae cada noticia, de cuando arrebatan y roban a un niño.  Olvido que no debe tener espacio ni eco en nuestra sociedad como tampoco en las instituciones encargadas de la seguridad y justicia.

Quien roba a una niña o un niño, quien facilita y participa en su adopción ilegal, en su explotación sexual, en la extracción y tráfico de sus órganos, debe saber que la justicia le alcanzará, y que desde ya su condenación ¡será por la eternidad…!