FOTO SP. David Napoleón Barrientos, ministro de Gobernación juramentó al director del SP, Joaquín Flores.

El tercer director del SP asume la responsabilidad de 21 cárceles hacinadas

Por Moroni Padula

Joaquín Flores Guzmán, es el tercer director del Sistema Penitenciario (SP) nombrado durante la gestión del presidente Alejandro Giammattei.  Flores tendrá la responsabilidad de administrar las 21 cárceles del país con una tasa de ocupación de hasta 361%, y de resguardar a más de 24,000 privados de libertad.

El pasado 31 de enero fue juramentado como director del SP, Flores Guzmán, quien sustituyó a Luis Rodolfo Escobar, que estuvo al frente de dicha cartera por un año y ocho meses; la destitución se realizó en diciembre del año pasado.

Durante la administración de Escobar, se fugó el reo con proceso de extradición a Estados Unidos, Christian Rodríguez Gallardo, quien se encontraba recluido en la prisión ubicada en Mariscal Zavala.

Mientras que en el inicio de la administración de Giammattei, fue nombrado Jorge Flores, quien estuvo menos de tres meses a cargo de la Dirección General del SP.

El criminólogo y exsubdirector de la Policía Nacional Civil (PNC), Stu Velasco, explica que para elegir a un director se debe evaluar su perfil en diferentes aspectos, como transparencia, experiencia en temas de seguridad y capacidad y valor para enfrentar a las distintas redes del crimen organizado. 

Velasco describe, que ese director debe: tecnificar y dignificar al recurso humano; mejorar la infraestructura en las cárceles para evitar el hacinamiento de privados de libertad; realizar controles de Inspectoría General constantemente; buscar el respaldo del gobierno, a las acciones que el nuevo director desea ejecutar en las cárceles.

Directores permanecen entre 7 a 8 meses en el cargo

De acuerdo con Corinne Dedik, investigadora del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), durante los últimos diez años, los directores o altos funcionarios del SP, permanecen entre 7 a 8 meses en ese cargo.

Según la investigadora, ese constante cambio no permite que exista continuidad y estabilidad dentro de la institución, y por lo general no solamente se cambia al director sino también a mandos medios que son un equipo externo a la institución, quienes muchas veces no están familiarizados con el trabajo penitenciario, “lo que significa que necesitan un tiempo para entender el trabajo y aprender”, reitera.

El impacto de estos cambios se refleja en que no existen proyectos a mediano y largo plazo en el Sistema Penitenciario, describe Dedik.

Por otro lado, el exsubdirector de la PNC, Stu Velasco, opina que el SP es el talón de Aquiles en el sistema de seguridad y justicia, porque a pesar de los esfuerzos que realicen jueces, fiscales del Ministerio Público (MP) y agentes de la PNC, se ven debilitados por un sistema que no es capaz de responder a las demandas que se requieren.

FOTO ARCHIVO SP. Guardias realizan una requisa en una de las cárceles del SP.

Administrar 21 cárceles hacinadas

El nuevo director del SP, Joaquín Flores junto con su equipo de trabajo, debe administrar los 21 centros carcelarios del país, así como velar por el resguardo, rehabilitación y reinserción de 24,455 privados de libertad: 12,539 condenados y 11,916 en prisión preventiva, según datos de Presidios hasta el 7 de febrero de este año.

Dedik argumenta que los constantes cambios impactan en el SP, porque cuando llega una nueva administración, trabaja en sus prioridades e ideas y muchas veces no da continuidad a los proyectos que se han empezado en la administración anterior, lo cual ha perjudicado en la construcción de nueva infraestructura que lleva un proceso largo.

Mientras tanto, el control interno de las cárceles es inestable y eso abre la oportunidad para que algunos privados de libertad aprovechen esa situación para adquirir control y poder.

En las últimas cuatro administraciones de gobierno, los cambios han sido recurrentes y hasta la fecha, como lo mencionaba Dedik, la creación de nueva infraestructura es uno de los retos.  Según estudios del CIEN, las cárceles tienen una tasa de ocupación del 361%, lo que significa que en promedio dos espacios carcelarios los comparten siete personas.

FOTO ARCHIVO SP. Pavón es uno de los centros de condena.